miércoles, 19 de septiembre de 2018

Leyendas urbanas: La pulsera negra




Narra la leyenda que en algunos hospitales de Estados Unidos emplean unas pulseras de color negro para señalar la hora de la muerte de una persona y la causa de su muerte.

Fue una noche bastante dura para el joven doctor Thomas, el servicio de urgencias no había tenido ni un respiro y era la primera vez que tuvo que hacerse cargo de atender a una joven muchacha en estado muy grave, sin contar con la ayuda de otro médico. A pesar de lo mucho que luchó por salvar su vida y después de una complicada y larga operación la paciente murió. Thomas, resignado puso a la chica la pulsera color negro que indicaba que la paciente había fallecido.

Cuando finalizó su turno, el joven doctor se sentía desolado, su cara se veía demacrada debido al cansancio y el trauma de sufrir la primera pérdida de un paciente le había dejado hecho polvo.

Se dirigió hacia el ascensor con la finalidad de ir hacia la séptima planta, lugar donde se encontraba su ropa, deseaba cambiarse y marcharse de allí.

Era ya muy tarde, y se encontraba tan agotado y sumido en sus pensamientos que casi no se dio cuenta de que en el ascensor había una mujer con la cara pálida. La mujer le saludó:

–Uff y yo que creía que tenía mala cara, ¿chico, qué te ha pasado?

Thomas se giró y vio a una mujer de unos cuarenta años que le sonreía, estaba casi tan pálida como él y aunque no tenía muchas ganas de charlar la respondió.

–Hoy ha sido un día muy duro, no sé ni cómo estoy todavía de pie. Además he perdido a mi primer paciente – le dijo mientras ponía un gesto que denotaba que estaba a punto de echarse a llorar.

En ese instante se abrió la puerta del ascensor; miró hacia fuera y vio la figura de una joven en mitad del pasillo que comenzó a girarse despacio hacia ellos. Cuando Thomas vio el rostro de la chica dio un salto hacia atrás y pegó la espalda a la pared del ascensor mientras perplejo señalaba a la muchacha que había fuera e intentaba decir algo, pero no conseguía que de su boca saliera palabra alguna.

Finalmente, recuperando el control de su cuerpo, se lanzó hacia el panel del ascensor pulsando reiteradamente el botón para cerrar las puertas. La mujer que estaba dentro del ascensor se quedó mirándole atónita cuando la puerta se cerró, justo cuando quedaba menos de un metro para que la muchacha que se encontraba fuera entrara en el ascensor.

–Es… esa… esa muchacha –dijo asustado ente tartamudeos– yo mismo la vi morir, no pude hacer nada para salvarla y le puse esa pulsera negra.

La mujer le sonrió, levantó el brazo y le preguntó:

–¿Una pulsera como ésta?

Thomas se volvió para mirarla y observó en su muñeca la misma pulsera negra que utilizaban en el hospital, fue demasiado para él y se desmayó por el susto.

Cuando encontraron a Thomas todavía desfallecido en el suelo del ascensor, atribuyeron su desmayo al agotamiento. Aunque él sabía que lo que había sucedido, no eran imaginaciones, era real, tan real como la pulsera negra que había arrancado sin querer del brazo de la mujer del ascensor mientras caía desmayado.

9 comentarios:

  1. Pues debería irse acostumbrando porque si puede ver los entes y encima trabaja en un hospital donde tiene más probabilidades de ver muertos esta apañado!!

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  2. madre mía me pasa eso y del susto me muero..

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  3. Que miedo, le volvería a pasar alguna vez más?

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  4. A mi me pasa eso y yo ya no vuelvo a saber distinguir entre una persona viva y otra muerta.

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