lunes, 4 de septiembre de 2017

VIDENTES BUENOS Y MALOS, CÓMO DISTINGUIRLOS.


Si en algún momento decidimos consultar un vidente es conveniente que aprendamos a distinguir entre videntes buenos y malos si no queremos sufrir un desengaño.

La práctica de la videncia
En este artículo no vamos a entrar en si la videncia es posible o no. De lo que tratamos aquí es de cómo distinguir a los videntes buenos u honestos de los que son estafadores y que aprovechan la debilidad de sus víctimas para sacarles un dinero que no tienen, generándoles dependencia. Veremos las argucias que suelen usar, para que la persona que recurra a estos servicios pueda distinguirlos.

Los videntes buenos u honestos
Un vidente honesto, ateniéndonos al uso que hace de su posible capacidad de ver el futuro, tiene también un perfil y una forma de proceder que definiremos aquí a grandes rasgos pero que le servirá como pequeña guía, sobre todo comparándolo con el “modus operandis” de los videntes malos o estafadores:
- Los videntes honestos suelen reconocer que NO son infalibles.
- Creen que si ven algún acontecimiento éste puede ser modificado, ya que, si no, no tendría sentido tener el don de ver lo que va a ocurrir si no se puede hacer nada al respecto.
- Suelen creer que su capacidad es una gracia que es externa a ellos, denotando humildad. Pueden sentirse orgullosos, pero no se vanaglorian. La vanidad no indica obligatoriamente falta de honradez, pero junto a otros detalles puede dar la pista sobre si está ante un estafador.
- Los videntes buenos u honrados en muchos casos solo aceptan la voluntad por sus servicios o bien tienen un precio asequible. En muchas ocasiones incluso lo bajan si ven que la persona necesita sus capacidades y no puede permitírselo.
- También es posible consultar a videntes vía web, ya que se está convirtiendo con el tiempo en una manera sencilla, rápida y los portales integrales como astrocanal, están adquiriendo renombre justamente por la seriedad y confianza que ofrecen.

Los falsos videntes y estafadores
Varios aspectos del comportamiento y la actitud de los videntes honestos pueden ser imitadas por los trúhanes, pero otras no. El tema del dinero es una de las primeras cosas que nos debe hacer sospechar cuando por una u otra razón empieza a subir los costes de sus servicios.
Otra cuestión sospechosa es que el adivino empiece a convertirse en necesario cada vez más o incluso imprescindible. En este caso, el problema puede venir del propio usuario que tenga un problema adictivo, pero un vaticinador honrado intentará hacérselo ver.
También puede ser que el estafador, aprovechando su desesperación con algún tema que le agobie (problemas de pareja, enfermedad suya o de un familiar, posible pérdida del trabajo, etc.), haya encontrado por dónde colarse en su vida… y en su bolsillo.

Otras pistas del vidente deshonesto
Después de lo dicho hay que mencionar que a veces hay timadores menores que se hacen pasar por videntes, le dicen cuatro cosas, cobran la sesión y desaparecen en busca de otra víctima. Pero los más peligrosos recurren a tácticas como las mencionadas y en algunos casos van al segundo nivel. Este consiste en decirle que puede solucionar el problema que tanto le agobia con un ritual carísimo pero infalible, lo demás ya se lo puede imaginar.

Otras consideraciones para no ser timado
No se fie de los videntes que no tienen un consultorio en un local registrado. Evite los que tengan consultas donde puedan desaparecer de hoy para mañana, aunque hay videntes honrados que pasan consulta incluso en la calle, pero suelen ser conocidos y localizables y casi siempre cobran muy poco o sólo la voluntad.
Desconfíe de adivinos que por sí mismos contacten con usted para avisarlo de alguna desgracia futura de la que pueden protegerle con caros rituales.
Siempre que pueda vaya a la consulta de un vidente con un amigo, que al estar menos afectado por sus problemas pueda ser un buen observador y consejero.

Nuestros consejos
Si pese a todos estos consejos para distinguir un vidente honesto de un truhan acaba siendo víctima de alguno, no dude en denunciar.
Según una estadística del año 1995 la mayoría de las personas no denuncian por vergüenza e incluso por temor a estas estafas, pero hacerlo evitaría que otros sufran las mismas consecuencias o peores.

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