miércoles, 1 de agosto de 2018

El ecosistema espiritual



En la visión filosófica damanhuriana, el campo de lo existente incluye múltiples universos. El que habitamos está caracterizado por las diferentes formas de vida y la materia y la interacción de éstas con el tiempo. El tiempo no transcurre linealmente desde el pasado hasta el presente y el futuro, sino que transcurre en una geografía compleja que contempla la contemporaneidad de tiempos y universos paralelos, como plantean también las teorías de física cuántica.


La hipótesis subyacente es que la vida en este universo, en todas sus manifestaciones, tiene su origen en una única matriz divina. Esta fuerza es mayor que el universo mismo, por lo que, para poder entrar en el mundo de las formas, tuvo que fraccionarse a su vez en muchas fuerzas menores. Algunas de ellas tienen una forma física, otras no.

En Damanhur, esta fuerza se llama Divinidad Primordial Humana, y todas las manifestaciones de su esencia en los planos sutiles o inmateriales forman lo que se conoce comúnmente como "ecosistema espiritual".

Durante milenios, la humanidad ha sentido la presencia de muchas fuerzas diferentes a su alrededor, y ha intuido su magnitud. Nacen así los panteones de los que habla la historia, incluidas las principales religiones contemporáneas.

Los fragmentos más pequeños de este origen primordial son los espíritus de la naturaleza, presentes en las leyendas y tradiciones de muchos pueblos y culturas, en forma de habitantes de los bosques, de los manantiales y de los claros.

Incluso las plantas y los animales son manifestaciones de la misma naturaleza divina. Algunos seres, incluidos los humanos, son "formas-puente", es decir, seres capaces de acercar el plano material al espiritual, porque llevan un fragmento de la chispa divina que, si se despierta, tiene el poder de unificar los diferentes planos de existencia.

La relación entre seres humanos y dioses se concibe como una alianza, en lugar de una sumisión, en virtud de la misma naturaleza divina que impregna a ambos.

En la visión filosófica damanhuriana, la evolución de la humanidad está vinculada a la evolución de sus Dioses (y viceversa), así como a la vida de las especies animales, vegetales y de todo el planeta. No existe la separación en el concepto de evolución espiritual en Damanhur, sino una profunda unión con los diferentes ámbitos de lo existente, y el respeto por las diferencias que caracterizan cada forma de vida.

La visión ideal de la relación entre los seres humanos y los dioses está representada por la "Tríada". En la Tríada, las divinidades de todos los pueblos del planeta, que a menudo han estado separadas y en conflicto, están conectadas en completa armonía. Las que tienen mitos y características parecidos están unidas entre sí para fortalecer una nueva alianza global entre las fuerzas divinas y la humanidad, capaz de despertar las conciencias y unir - en lugar de dividir - a los seres humanos.



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