En la antigüedad era habitual el uso de relicarios, se trataba de saquitos de tela donde se metían estampitas sagradas, hierbas u otros elementos simbólicos protectores.
Estos pequeños sacos se los colocaban siempre a los niños, pero también a los adultos para así continuar protegiéndose del mal y atrayendo la fortuna.
Dependiendo de cada relicario, su elaboración podía ser un trozo de tela con hierbas mágicas y tierra de santuarios, hasta piezas de oro o plata con fragmentos de reliquias en su interior.
Esta practica no solo es cristiana, se han encontrado restos de relicarios ya en la Antigüedad. Los romanos tenían la “bulla” y los “deraie”, una especie de collares utilizados para alejar las influencias negativas, en concreto, los efectos de la magia negra.
En la actualidad, los relicarios son bonitas piezas de joyería en las que guardamos amuletos protectores hechos con plantas, polvos, tierras sagradas, o incluso pergaminos con los deseos que anhelas, que quieres que se cumplan.
Yo los saquitos de tela los he visto a modo de ambientador o como regalo en una ceremonia eclesiástica, pero nunca lo había escuchado como amuleto.
ResponderEliminarYo hace bastante tiempo que llevo uno que hice yo misma con una serie de elementos dentro que me recomendaron por sus beneficios protectores.
ResponderEliminarque tema tan curioso!
ResponderEliminarTendre que hacerme uno de estos¡¡¡¡ me ha encantado el articulo
ResponderEliminarsupongo que deben ser saquitos muy muy pequeños, porque si te los cuelgas del cuellooooooo
ResponderEliminarno tenia ni idea que existian este tipo de amuletos tan rusticos la verdad, me parecen hasta de otro tiempo.
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