miércoles, 11 de octubre de 2017

CÓMO DETECTAR ZONAS DE MALA ENERGÍA


Hay muchos aparatos para hacerlo, pero los usan los técnicos e investigadores, entre ellos  galvanómetros, geomagnetómetros o antenas especiales.
La Radiestesia, que usa varillas y péndulos es un mecanismo accesible y muy útil, en el que es el propio ser humano el que actúa como antena. Pero, antes, queremos abordar una forma simple de saber dónde hay zonas de malas energías y es observando el comportamiento animal y vegetal.
Vegetales, animales y niños nos enseñan
La observación del comportamiento de los animales y vegetales es un indicio, una señal de que un lugar tiene mala energía. Por lo general (hay excepciones, como la de los gatos), los animales huyen de las zonas geopatógenas, no se acuestan allí, no hacen sus nidos, no tienen crías. El perro, mascota común, puede colaborar. Siente una antipatía instintiva cuando en un lugar hay malas vibraciones, sobre todo en los nudos de la Red Hartmann.
Gatos y abejas hacen lo contrario que perros y los rebaños de ganado en general: les gustan las zonas de energías intensas. Lo mismo hacen termitas y hormigas, que buscan las zonas de mayor irradiación para construir sus hogares.
Las plantas son muy sensibles a las zonas geopatógenas. Donde hay mala energía, las plantas se enferman, se marchitan, se vuelven amarillentas, no crecen normalmente. Por el contrario, hay especies  como la sandía, la cebolla y el apio, que gustan de lugares con mala energía. Los niños, especialmente los bebés, tienen una receptividad enorme y perciben cualquier presencia o vibración desagradable.
Objetos, aparatos y casas
Las casas, objetos, máquinas, aparatos también muestran signos de enfermedad. Se deben a campos  electromagnéticos en los que se concentra un exceso de energía. Las causas: las líneas Hartmann, Curry, arroyos subterráneos, gases (de entre ellos, el más peligroso es el Radón), torres cercanas y líneas eléctricas de alta tensión, todos los artefactos eléctricos, ya que emiten ondas, radioactividad natural que  puede ser celeste (recibimos radiaciones naturales del espacio, así como de los artefactos allí presentes), ondas de radio y antenas de radio o telefonía móvil.
La influencia de todos estos factores incide, no solamente en la salud de las personas, animales y plantas  de la casa, sino en todo lo que ella incluye: paredes, suelos, jardines. Los efectos se deben a que se ha generado una zona geopatógena, es decir, un lugar con energías que pueden ser dañinas para la salud.

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