Según cuenta una leyenda celta, las hadas, pequeñas
criaturas que son parte del mundo mágico de la diosa Aine, y de las que depende
la belleza, la armonía, así como parte de nuestra estabilidad emocional,
durante los meses del largo invierno, ellas acompañan a Aine y duermen todo el
invierno en el bosque, en algún rincón especial.
Se dice que las personas que creen en las hadas y en los
genios del aire, deben ir a despertarlas en las últimas semanas de la
primavera, cuando el verano asoma y se lleva las últimas lluvias.
Todo lo que se hace en los bosques para poder conectar con
los seres mágicos que habitan en él, es una ceremonia. Sencilla, pero una
ceremonia.
Acércate al bosque que tengas más cercano y busca un rincón
en su corazón. Un lugar apacible en plena naturaleza, en el remanso de un río,
en algún lugar donde crecen las flores y las plantas, que son adoradas por las
hadas.
Para despertarles, háblales de la misma forma que hablas a
un niño. Usando sencillas palabras y con mucha ternura. Mientras que lo haces
procura hacer algún sonido de cristales. Les encanta ese sonido. Puedes llevar
una copa de cristal y golpearla muy suavemente.
Llámalas muy despacito, con mucha ternura y suavidad.
El conjuro que tienes que pronunciar es éste, el conjuro de
las hadas.
“Espíritus del Aire, Genios del bosque,
los días del invierno quedan atrás
La Naturaleza entere despierta y es, en todo, belleza y
renacimiento
Y así vosotras criaturas prodigiosas debéis despertar y
renacer con ella, para seguir iluminando nuestros pensamientos
y cuidando de nuestros sueños
que ilumináis mi camino
Bellas criaturas del día y de la noche
os pido bendiciones en mi destino
y que se llene de magia mi vida”
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