Para este sencillo ritual, únicamente necesitas agua
bendita. Puedes conseguirla en cualquier iglesia, solicitando al sacerdote que
te rellene un frasco con ella. No hace falta ser creyente.
Después sólo tendrás que mojarte con unas cuantas gotitas la
sien y la nuca, y dejar el bote abierto cerca de donde duermes.
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